En mi opinión el Apra ya no es un partido político; es, desde mucho antes -y eso que a mi me ofrecieron carné alguna vez-una agrupación en crisis. Venida a menos moralmente desde el fracaso del primer gobierno de Alan -cuando mi promocíón se levantaba a las tresde la mañana para hacer cola o dejar una piedrita como los viejos que no podían hacerla y separar su lugar por apenas medio kilo de azucar al precio de una pompa fúnebre. Por eso que los más vegetales, aunque no querían se enfriaban antes y uno pensaba que completaban la mona y no los despertabámos por ganarles su sitio, y de todo eso el Apra también tiene la culpa, porque nos convirtió en una clase casi de antropófagos, mientras que Alan celebraba sus grandes comilonas en el Museo de la Nación-.
El Apra de ahora sin Alan, sería un gran despelote. Un fujimorismo donde todos sueñan con su propio poder. Y ni hablar de las amenazas del Presidente con eso de formar un nuevo gabinete con un grupo de independientes si los chupos se siguen reventando por las axilas del partido. El Comité Ejecutivo Nacional se orina de risa, lo mismo que Jorge del Castillo y el mismo Quezada, porque claro, eso de poner sus cargos a disposición a un año de llegar al marcador es una cosa de locos, por el contrario la amenaza hizo que algún hijo de la guayaba -así lo callaron desde el fondo en la última reunión- salga a decir: ¡Y por qué mejor no investigan a Alan en este período!
Y el pedido rebotó como papa en la cabeza de Velásquez Quesquén quien sacó la guaracha más rápido porque se sabe que gracias al Comité Ejecutivo Nacional del Apra, aunque ninguneado por el mismo Alan, éste no hubiera sido presidenciable, ni tendría el apoyo perruno de quienes, aúnque -como frankenstein se sienten hecho pedazos- están divididos en Mantillistas, en Castillistas, Aranistas, Quezadistas y una serie de politeistas corruptos que hasta hoy les hierve el pancrea al recordar el video Mantilla con Montesinos, o los vínculos de Del Castillos con Canáan, o Rómulo y Bieto, a Quezada y el festín de terrenos a precio de verdurita para pollo. Y eso que cuando dicen que fue el mismo Alan quien presentó a del Castillo con Fortunato Cannán corren a llamar desesperados al cardiólogo de Palacio. “No soy amigo de Canaán. Alan García me lo presentó”
Gracias al partido Alan está más blindado que su propio water, y Gracias a Alan los casos de corrupción están más blindados que el tercer secreto de fátima. Y si Alan tiene sus cuitas, qué. Nadie va salir a cantarlas en son de ranchera, porque después en quién se aferran si Alan tiene que ser padrino de Castañeda y Castañeda tiene que ser presidente para remendarle los calzoncillos rotos a Alan y sus escuderos. A menos que la historia se repita y si Castañeda -Dios no lo quiera- sale presidente, y le entra el virus del dictador, y cierra el congreso para que no lo investiguen a él por su Metropolitano o su roche con COMUNICORE, y decide perseguir de nuevo a Alan porque por ahí un mantillista resentido le soltó un datazo a un programa dominical, entonces sí que le harán un favor a los resentidos oportunistas como Ollanta Humala que por fin encontrarán el trabajo ideal.
Mientras tanto eso de separar del partido a Jorge del Castillo o al mismo Omar Quezada es más falso que la suegra de Adán. Al final todo es una sociedad de acusaciones encubiertas, de simbiosis política que como dicen los médicos del seguro social: eso ya pasará no se preocupe, y uno termina con el cafecito aguado de los velorios. Así sea con dos o tres secretarios generales -cosa novedosa en el mundillo de los partidos políticos-.
Que Alan salga basurear a sus patas -apristas y apristones- es sólo el mismo floro de siempre, que les diga ratas no es una novedad. El Apra de García está podrido, y hace rato que huele mal. Por eso que anda buscando un ahijado leal -y que no lo encuentra porque de verdad huele mal, como aquellos que son los únicos que no se dan cuenta que el sobaco los viene haciendo asesinos públicos en la combi-, que salve al partido -alanista- de los mil juicios que le caerán encima a las 24 horas de su último discurso de despedida donde, para ese momento quién sabe, tal vez Alan se anime a formar un nuevo partido con sus patines Graña yMontero, con los Wong o Los Romero.
Bueno así entre ellos seguro que sí la hacen con el tren eléctrico. Una vaina, caray.
CDH/EQM
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