sábado, 18 de mayo de 2013

La comida chatarra y la reelección conyugal

El gobierno sostiene que la ley contra la comida chatarra se promulgó con el fin de proteger la vida y la salud de los menores. Eso no es cierto. Ese es un argumento infeliz y cosmético. Lo que hay es populismo vil. Por qué el señor Humala -asesorado por su esposa- tiene que ser quien decida lo que se come o no en los colegios. 

Quién es para impedir que un niño se coma una galleta o un jugo envasado con su propio dinero. Claro; como está en campaña todos somos unos cholitos. El objetivo son los medios. Se prohíbe la comida chatarra y medio país aplaude. Le cortan los pies a la publicidad y los medios caen redonditos en la sartén.  

Así es más fácil la reelección conyugal. ¿Si un niño no puede comprar un dulce en el colegio lo podrá hacer en el supermercado? ¿Si está prohibida la salchipapa en el recreo, lo está también a media cuadra del colegio? ¿Está prohibido el pan con torreja, la hamburguesa o la Coca Cola en plena calle o en los McDonald´s del Jockey Plaza? ¿Será que la Ley de Alimentación Saludable es la venganza por no dejarlo comprar Repsol? 

Es mentira que haya una pandemia de obesidad en el Perú. La norma está dirigida a los menores y entre ellos sólo el 8.9% son obesos, pero no por comer papas fritas en el recreo, sino porque su cultura, su entorno familiar carece de hábitos saludables a la hora de comer. 

Pensemos que el gobierno tiene la mejor voluntad de salvar a los menores de una solitaria de metro y medio en sus estómagos, manda mudar todo lo que considera chatarra. Pregunta: ¿Sabrá el señor Humala y su asesora qué es exactamente comida chatarra? Estoy seguro que a los hijos del señor Humala nadie les prohíbe una papa rellena, un arroz a la cubana en el menú, o un delicioso alfajor con azúcar. Habría que ser ingenuos para creer que en el tallarín de errores y contradicciones de la ley existe la intensión de proteger la vida y la salud.   

Es cierto que comer hamburguesas, galletas y gaseosas en abundancia es un riesgo a la salud, como lo es comer a diario lomo saltado, ceviche picante, o pollo a la brasa. El objetivo es la reelección, dejar coja la publicidad en televisión y hacer que el Estado sea el mayor proveedor de anuncios. La libertad por más mínima es propia de las personas así sean menores de edad. 

Las mejores políticas de salud son informativas y no prohibitivas.


CDH/EQM