domingo, 17 de junio de 2012

El extraño papel de la primera dama


El papel de la primera dama, Nadine Heredia, en los quehaceres de la política se ha  vuelto una intromisión extraña y recurrente que debería ser rechazada de plano por todos los sectores de la política. ¿Por qué se mete la primera dama en las labores del presidente?

Es conveniente preguntarnos además si esa irrupción a la que ya se acostumbró la señora Heredia, -como esposa del presidente Ollanta Humala- entre risitas y discursos zalameros, es parte de una inocua tentación sin importancia o un plan a largo plazo para algún tipo de rédito en el futuro.

Ser la primera dama no es un cargo público por lo tanto los temas políticos le corresponden –óigase bien- al presidente de la República y a sus ministros. ¿Por qué la señora Heredia en ausencia del mandatario se apropia del papel de la primera vicepresidenta –que se lo permite- y se ocupa de los temas de agenda como si ella estuviera encargada del gobierno?

Cuando la señora Heredia se pregunta: ¿Dónde está mi ministra? En referencia a la titular de Educación, Patricia Salas, es indudable que la primera dama cree y está convencida que ella es  una funcionaria pública y que su cargo está por encima de los ministros. Pero ella no está encima ni debajo; simplemente no es funcionaria de Estado y cómo tal debería no inmiscuirse en la función para la que fue designado su esposo y elegido cada uno de sus ministros.

Encargarse de la presentación de programas sociales, campañas como la Lucha contra el bullying, tomar partido en temas de conflicto social y ofrecer discursos demagógicos y declaraciones en temas que le resultan conveniente al gobierno es poco ético porque ese trabajo le corresponde a los sectores involucrados que no deben quedar como adornos a lado de la primera dama.

La señora Heredia está llevándose gratuitamente el marketing de los programas sociales con el dinero de todos los peruanos, incluso de los que no votaron por Humala. La esposa del presidente Barack Obama no podría opacar la labor de la Secretaria de Estado en medio de una crisis política porque el mandatario norteamericano -y aquí no tiene nada que ver el machismo- quedaría como un inepto que no administra las funciones de gobierno a sus responsables.

En un afán obligatorio de sospecha si no existen intensiones de poder, revestidas de sonrisitas pueriles y tuits calculados cada cierto tiempo, entonces nadie le ha dicho a la primera dama que lo que hace es incorrecto, a pesar de que aparezca cada vez mejor beneficiada en las encuestas, a diferencia del presidente Ollanta Humala, quien luego de la luna de miel comienza a descender por esa falta de liderazgo en el partido de gobierno.

Si algo debe quedar claro es que el presidente por quien votaron los peruanos divididos es Ollanta Humala, le siguen los vicepresidentes durante su ausencia. Los ministros son los gerentes de cada sector. La primera dama no es funcionaria. Hay que repetirlo. Nadie votó por ella. Podrá realizar actividades benéficas o de ayuda social, pero no puede meterse en las políticas de Estado ni hacer política con el Estado.



CDH/EQM


miércoles, 6 de junio de 2012

Humala y la sospechosa Gran Trasformación

Cuando el presidente Ollanta Humala anuncia que el proyecto de la Gran Transformación se hará le guste o no a los extremistas es necesario preguntarse a qué exactamente se refiere. ¿Al carácter de una política nacionalista que no necesariamente significa estatización como pensaba en un inicio? Porque si algún nombre tiene su papel en la forma de gobernar eso parece llamarse continuismo. Humala ha sido felicitado por eso. Y si no es ese su plan a qué se refiere entonces el mandatario. ¿Tendrá pensado volver a su plan de gobierno inicial?

Alguna vez dijo que ya bastante había cedido con dejar que le impongan al presidente del Banco Central de Reserva y al ministro de Economía. Pero su anuncio es extraño. Coincide con las declaraciones de su padre. Don Isaac Humala también dijo, entre tantas declaraciones, que el gobierno de su hijo iba a fracasar porque ya estaba previsto. Y que una vez que eso pasara, en medio del caos y el fracaso del manejo trashumante de una derecha –con la que se comprometió en un trueque para llegar al gobierno-, recién el presidente Humala saldría victorioso a gobernar con su plan de gobierno inicial.

En el terreno obligado de las especulaciones, si eso fuera cierto sería grave. El país está sumido en medio de incontrolables conflictos mineros creados por el mismo presidente Humala. Ahora se le reclama todas las promesas que irresponsablemente hizo. El sector Justicia está crisis, el sector Salud igual, Educación e Interior. ¿Estaría Humala esperando ese fracaso anunciado a través de ese  mutismo absoluto?  Si es cierto Humala será responsable de las muertes de todas las personas en las manifestaciones antimineras, de todos sus heridos, así como de todo el caos provocado por su ambición de llegar al poder y a través de una alianza secreta.

Gregorio Santos ha ocupado el lugar de Ollanta Humala. Será el nuevo candidato o el dirigente de un nuevo partido político que ha descubierto el mismo nicho que encontró Humala con las grandes minorías. El presidente Ollanta Humala es el maestro de Santos. Lo que es cierto es que el presidente aún no maneja ni lidera el gobierno. Cada quien hace lo que mejor le conviene y eso se refleja en la renuncia de los congresistas nacionalistas Rosa Mavila y Javier Diez Canseco.

Gana Perú es un desgobierno absoluto. Los senderistas acaban de entrar otra vez al complejo de TGP como en su casa -en Kepashiato- y le deshacen el titular al presidente Humala que está en Chile. El ministro de Energía y Minas, Jorge Merino, dice que la incursión terrorista fue apenas una visita. ¿Quién asesora al ministro? El premier Oscar Valdés despotrica y se pelea por twitter con Gregorio Santos. ¿Qué tipo de política practica el presidente del Consejo de Ministros del Perú? Hay un grado de ineficiencia en el gobierno de Humala que de seguir se convertirá en incapacidad para los que como el mismo Humala en su momento supieron aprovecharse de la expectativa social.

Santos ya pidió que el presidente se vaya a su casa. Por eso es investigado de oficio por la fiscalía. Tal vez corra la misma suerte que Óscar Mollohuanca. De ser así terminarán haciéndole el juego a los extremistas y Humala habrá vuelto a descalificarse.




CDH/EQM