martes, 22 de junio de 2010

Terrorismo televisivo

El verdadero rebrote terrorista está en la televisión. Está en todos los noticiaros y titulares que inflan al perro -como cuenta el profesor Gargurevich-. La diferencia es que en estos días no es la sequía noticiosa la que obliga, sino el cálculo político y la corruptela institucionalizada. Y a quién beneficia todo esto. ¿A Fujimori para extrañar su mano dura? ¿Al Humalismo que es capaz de sazonar conflictos sociales? ¿O al gobierno aprista que para las cortinas de humo tiene tanta suerte en este período? Y qué han logrado al final, me pregunto. Seguirle el juego a un grupete de perdedores y estrechos mentales que no han aprendido a incorporarse al sistema democrático interno de una institución educativa como la Decana Universidad Mayor de San Marcos.

Y el presidente Alan García sabe que amenazar con los tanques no es un buen discurso sino una excelente ocasión para despistar lo que no le conviene. Así nadie pretende hablar del tema del gas Camisea, esa descomunal estafa como tituló ayer el diario La primera, único medio que al parecer no se calla ante el poder y la corrupción.

Aquí no hay que exigir autonomías universitarias de ningún tipo ni esperar que descubran la manera de hacerle hipnosis al holandés Van der Soot para que hable, ni sacrificar al padre Martín Sánchez -aunque valga la pena-, ni sacarle videítos a Lúcar o levantar la mafia del dragón chino por una semanita sorprendiéndonos con un asesinato triple. Está bien que a uno le guste ver el mundial pero no significa que seamos ciegos.

Aquí lo que se busca es no hablar de las falsedades del Proyecto Olmos, de los 180 nuevos petro-mails de Rómulo León, de las denuncias que ahogan a Jorge del Castillo por su cercanía con el dominicano Fortunato Canaán, de la venta de 51 mil hectáreas de la Amazonía al miserable precio de 100 nuevos soles al grupo Chileno SEM, las denuncias sobre la construcción de las nuevas centrales hidroeléctricas de inambari, o las innumerables protestas que se vendrán estos días en el interior del país.

Hoy por la noche veo que Mónica Delta presenta con estupor nuevas pintas senderistas en la Universidad de Huánuco, nuevos vídeos donde se muestran que los mismos jóvenes que hacen apología al senderismo en San Marcos, serían los que marcharon semanas atrás en el óvalo del monumento a la Mujer en Villa El Salvador pidiendo amnistía para Abimael. De pronto aparece una congresista de Humala a defender nuestros derechos. El Congreso llama al rector Luis Izquierdo quien minimiza la situación. Ya pues, ya es bastante.

Y digo yo, ¿el que un grupo de gente salga a pedir públicamente amnistía para un terrorista significa que se la van a dar? ¿Los condenados por crimenes de lesa humanidad tienen amnistía? No que yo sepa. Entonces por qué tanto alboroto. ¿No decía el ministro Octavio Salazar que los terroristas no eran un problema, que el narco-terrorismo ahora había cambiado su estrategia y no eran una amenaza? Una universidad es un universo de ideas, de ciencias y hasta de ignorancias si quieren. No se puede utilizar la imagen de una casa de estudios para tapar la corrupción.

Ya dejen de inflar el perro. Caracho.

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