A propósito del caso de Yoani Sánchez, mi solidaridad con
ella. Con ella y con todos aquellos cubanos que reclaman libertad para sus
vidas.
Lo he comentado antes.
Sobre el miedo que en estos tiempos -de internet y otras
navegaciones como decía benedetti- los gobiernos de este lado del mundo -en
especial los dictadores- le tienen al ejercicio del periodismo participativo y
de opinión libre a través la webb.
Y le temen porque la opinión es poderosa y no pueden
controlar los blogs. Por tanto no pueden controlar la opinión de la gente como
sí lo hacen con la televisión abierta o los programas radiales que gracias a
los jugosos contratos publicitarios de por medio, interpretan -"de forma
neutral"- toda coyuntura política.
Todos nos enteramos hace una semana lo ocurrido con Yoani
Sánchez, una licenciada en filología y escritora de blog más conocida de Cuba.
Pueden conocerla a través de su página http://www.desdecuba.com/ o su blog: http://www.desdecuba.com/generaciony/?page_id=184
Ella estuvo a punto de participar en una marcha pacífica
-organizada por jóvenes artistas que detestan la dictadura de Castro- en
contra de la violencia y el secuestro que existe en la isla. De pronto, los
llamados agentes de Seguridad del Estado, los interceptaron. Yoani Sánchez y
Luis Sánchez Pardo fueron apresados y metidos en un auto donde los agredieron
sin dejarles marcas en el cuerpo. Era la amenaza del mismo gobierno.
-Si sigues generando opinión, te puede ir mal.
Más tarde los arrojaron en una calle desconocida en medio
de las miradas de otros cubanos que no podían preguntar qué pasaba, que ni
siquiera miraban y que además, tenían que hacer como si no pasara nada, porque
así es la vida en Cuba cuando el gobierno te castiga; uno no debe meterse ni
opinar.
Un acto de cobardía sin duda, de violencia profesional.
Toda la dictadura contra una mujer que critica, que
escribe lo que piensa. Ahora más, en contra de una nueva generación de jóvenes
blogueros que pasan una travesía cinematográfica para contarnos lo que sucede
en la isla.
Los que conocen la biografía del poeta Reinaldo Arenas,
sabrán que por la dictadura homofóbica de Fidel Castro, él tuvo que escribir a
la sombra. Llegó al punto de esconder sus escritos envueltos en plástico en el
recto de otros presos que se iban al baño y se lo entregaban a un editor
extranjero. Éste los reunía y lo publicaba en otro país.
Yoani Sánchez junto a otros jóvenes tienen que
infiltrarse en los hoteles de turistas donde el internet es inalámbrico y donde
no es controlado por el gobierno, porque eso también lo vigila.
Castro está furioso con los blogueros de la isla porque
el pasado 20 de octubre, más de un centenar de ellos se unieron en una protesta
virtual. Usaron todos los medios electrónicos a su alcance, los webb sites,
faceboock, tweeters, mensajes de texto y posts en todos los blogs que podían
vincular.
¿Y para qué?
Para pedir libertad para los cubanos.
Ahora la vida de Yoani Sánchez y de estos jóvenes está en
peligro. Los vigilan por las calles, los persiguen, están detrás de ellos en
todo momento, y hasta podrían desaparecer. Todos conocemos cómo hacen las
dictaduras para callar a la gente incómoda.
La suerte no siempre es eterna, y la dictadura se debe
repudiar en el mundo a través de todos los medios a nuestro alcance.
CDH/EQM
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