jueves, 5 de noviembre de 2009

El ministro Chang y la burro-cracia


Es una vergüenza que después de más de dos años, el ministro de Educación, José Antonio Chang, confiese que no se hizo absolutamente nada con los 750 mil dólares que el año 2007, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de México donó para los damnificados del terremoto pasado el 15 de agosto en Pisco.

Y encima se achora.

Le tira la puerta a los periodistas que con justa razón le preguntan que qué se hizo en todo este tiempo con la donación, porque ahora resulta que ya no son 750 mil, como en un principio se dijo, sino que 700 mil dólares a secas -¿o soles… total. Cómo es la cosa, ministro?-.

¿Entonces qué pasó, alguien se peló 50 mil dólares para su navidad?

Por este lío el ministro de educación Chang, se quiere mechar con todo mundo -¿y dónde está su educación, digo yo?-.

Se la ha jurado al Congresista Édgar Núñez por decirle incompetente y pedirle que se vaya a su casa, y al nacionalista Pedro Santos lo quiere desplumar a punta de juicio.

La pregunta aquí es -de nuevo- ¿y la diferencia de 50 mil dólares?

Quién va aclarar el asunto.

Y si no se lo pelaron, ya pues… digamos que se chispotearon con el cheque y la Dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de México, Elba Esther Gordillo no masticó bien la cifra porque justo ese día se había olvidado sus lentes, y en vez de cinco vio cero en el cheque y sólo eran 700 mil dólares -y que tal si en vez de dólares tampoco vio bien las letritas y resulta que eran yenes-.

El hígado nos patea de tanto preguntarnos por qué recién a partir del 21 de setiembre de este año, el ministro se pone las pilas para empezar a chequear los expedientes técnicos de un par de colegios que, en la actualidad, están más abandonados que jubilado de la 19990 en una cuenta del Banco de Crédito.

Qué abuso ministro Chang, porque el colegio Hilda Bringas Quintanilla, de Pisco, y el Rosa de Santa María, de San Clemente, siguen con el rostro de la catástrofe.

Los alumnos no tienen –ni tendrán, por culpa de la burocracia que enrostra el ministro- dónde estudiar. No hay techos, apenas un par de lavaderos viejos y un par de baños en mal estado.
La donación existe –pero bien guardadita para que no se la lleven los choros-, los damnificados la están pasando mal, los alumnos no pueden estudiar en medio de la ruina, y lo peor, en medio de la ruina moral de la burro-cracia indolente que no mira la necesidad.

Nos debe una explicación, señor Chang.

Y el presidente Alan dónde está… ¿sigue triste por el pulmoncito robado?



CDH/EQM


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