El
caso del espía Víctor Ariza Mendoza nos ha indignado a nivel nacional.
Sí.
Y Seguramente estamos esperando que lo fusilen por soplón o vende patria como
dicen algunos.
Pero
-digo yo- ¿nos hemos puesto a pensar en lo frágil que es nuestra seguridad
nacional? ¿Dónde está nuestro servicio de inteligencia? Porque valgan verdades,
si no fuera por la amante despechada de Ariza, nuestra Fuerza Armada seguiría
jugando a la gallinita ciega entre aviones que quién sabe si están
destartalados.
Pero
ojalá no piense que soy un antipatriota.
Para
nada.
Aunque
siento que el escándalo estuvo bien de parte de Alan García dándole su
respectivo "estatequieto" a la Bachelet con ese verbo florido que
nadie le gana -e nsinuandoles a los chilenos el nivel de republiqueta-, y de
paso dejandole su chiquita a todos los sureños que ni idea tenían del caso.
Además
creo que hay cosas que debemos ponernos a pensar, porque cuando todos dicen que
sí es bueno decir no de vez en cuando.
Primero.
No me sorprende mucho esta noticia. Si existen políticos peruanos que
traicionan sus promesas, cómo no va existir algún inescrupuloso que venda
información clasificada de nuestro sufrido país, y que está guardadita en el
escritorio de una laptop con una flechita intermitente que seguramente rotula: “Top
secret. Información ultra secreta que le interesa a Chile. No abra este
archivo, please”.
Segundo.
Estoy de acuerdo con que nuestra información debe ser reservada y no aguaitada
por nadie, pero si la tenemos al alcance de un adjunto de agregaduría, por qué
entonces no la pueden espiar; entonces que la miren todos ¿sí o no?
Tercero.
¿Estamos preparados para una guerra? ¿De verdad es que los chilenos piensan
invadirnos? No sé. Pero todos sabemos que en estos tiempos las guerras ya no
son como las que se despachaba Bolognesi o el mismo Cáceres. En este siglo los
conflictos son tecnológicos. Las ganan quienes aprietan primero el botón a 500
kilómetros de distancia. Lo que significa que, en vez de mendigar el desarme en
la región debemos pensar un poco más en nuestra seguridad nacional.
Cuarto.
Qué increible que gracias a la traición de Ariza, por primera vez todos los
líderes de la fauna política -¿dijo política o politiquería?- se
unieron para respaldar al presidente Alan y su verbo florido. Lo que
significaría que... a más traiciones ¿mejor se llevarían los políticos?
La
única guerra que Chile nos puede ganar -si es que ya nos la está ganando y no
nos hemos dado cuenta- es la del acaparamiento económico.
Qué
podemos decir nosotros y escandalizarnos como unas Magdalenas cuando hace una
semana atrás se descubrió a otro espía Carlos Romero Pico, suboficial de la
Fuerza Aérea Ecuatoriana, al que se le acusa de venderle información
clasificada a los peruanos.
Y
eso que Romero Pico está con más roche porque desde el 1988 hasta el 2005 nos
resbalaba todos los secretitos de la milicia ecuatoriana llevándose solito más
de 150 mil dólares, incluyendo dos manos de plátanos.
Otro
roche para Fujimori quien debe saber algo de este asuntito junto a su socio
Montesinos.
Lo
terrible de esto es que ya salieron voces a decir que gracias a Ariza Mendoza,
Chile es cada vez nuestro mayor enemigo, que debemos romper negociaciones con
ese país, que los chilenos nos tienen cólera, o que se debe expulsar a todas
las empresas chilenas que nos invaden más rápido que el cáncer.
Pienso
que eso es una barbaridad.
Los
líos militares entre militares, entre cancillería y gobernantes. Qué tiene que
ver el pueblo chileno, o los peruanos que viven en Chile y que además hacen
empresa en ese país.
Qué
fácil es subirse a la combi de la demagogia electoral que ya se acerca.
CDH/EQM
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