No hay duda -y no vayan a pensar que se me ha pasado el tema-. Pero lo que el Presidente de la Región Ancash, César Joaquín Álvarez Aguilar, organizó en el estadio Manuel Gómez Arellano, a dos días de la navidad, fue una verdadera tragedia.
La muerte de la sexagenaria María Francisca Vásquez Bocanegra, como consecuencia del caos y la negligencia, es pura responsabilidad del Presidente Regional, por lo que César Álvarez debiera ser denunciado hasta de homicidio culposo.
Porque, imagínese usted, congregar a una multitud de pobladores con el fin de regalarle panetones –que por dentro eran apenas bizcochos-, prostituir la expectativa popular, creerse el patrón la una chacra, no pedir resguardo policial, mandar al diablo a los bomberos porque para él no son necesarios, y porque sólo importa su candidatura, así se muera la gente que lo eligió, es una chanflonada propia de políticos criminales y mediocres de esta época, ¿no cree usted?
Obviamente que no se nos cae la baba para creer que el evento realizado era un acto navideño; éste era un repugnante acto político que el titular de la región planeó a través de su movimiento Cuenta Conmigo -…para morir-, y así obtener los réditos políticos que su imagen de presidente regional necesita después de su fracaso total, sin obras y sin ideas de cómo realizar gastos responsables, nada más.
Y lo peor es que los dichosos panetones no tenían ninguna clase de registro sanitario -porque fueron fabricados en un local que pertenece a la misma presidencia de la región-y curiosamente ni siquiera eran panetones, sino biscochuelos baratos donde lo único caro era la envoltura y la tremenda fotografía del sonriente e hipócrita presidente César Álvarez.
Ahí tiene chamba la fiscalía. La muerte de la anciana María Vásquez Bocanegra, no debe quedar impune. ¿Es o no responsable? Y si lo es qué tipo de condena merece para fusilarlo a punta de panetones secos por la cabeza. ¿De dónde salió la plata para fabricar tanto biscocho, chocolate y regalitos?, ¿de su bolsillo?, ¿o de los bolsillos rotos de todos sus contribuyentes?
La muerte de la sexagenaria María Francisca Vásquez Bocanegra, como consecuencia del caos y la negligencia, es pura responsabilidad del Presidente Regional, por lo que César Álvarez debiera ser denunciado hasta de homicidio culposo.
Porque, imagínese usted, congregar a una multitud de pobladores con el fin de regalarle panetones –que por dentro eran apenas bizcochos-, prostituir la expectativa popular, creerse el patrón la una chacra, no pedir resguardo policial, mandar al diablo a los bomberos porque para él no son necesarios, y porque sólo importa su candidatura, así se muera la gente que lo eligió, es una chanflonada propia de políticos criminales y mediocres de esta época, ¿no cree usted?
Obviamente que no se nos cae la baba para creer que el evento realizado era un acto navideño; éste era un repugnante acto político que el titular de la región planeó a través de su movimiento Cuenta Conmigo -…para morir-, y así obtener los réditos políticos que su imagen de presidente regional necesita después de su fracaso total, sin obras y sin ideas de cómo realizar gastos responsables, nada más.
Y lo peor es que los dichosos panetones no tenían ninguna clase de registro sanitario -porque fueron fabricados en un local que pertenece a la misma presidencia de la región-y curiosamente ni siquiera eran panetones, sino biscochuelos baratos donde lo único caro era la envoltura y la tremenda fotografía del sonriente e hipócrita presidente César Álvarez.
Ahí tiene chamba la fiscalía. La muerte de la anciana María Vásquez Bocanegra, no debe quedar impune. ¿Es o no responsable? Y si lo es qué tipo de condena merece para fusilarlo a punta de panetones secos por la cabeza. ¿De dónde salió la plata para fabricar tanto biscocho, chocolate y regalitos?, ¿de su bolsillo?, ¿o de los bolsillos rotos de todos sus contribuyentes?
Y qué oscuros nexos habrán entre este personaje de la región Ancash y el diario La Primera. Se dice que altos directivos de este diario estarían pidiendo panetones a esa misma panadería de Cesar Álvarez para repartirlos entre los canillitas de la región.
Esto ya es el colmo.
Que nadie me ragale panetones en navidad. ¡Caracho!
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