Lourdes no necesita enemigos

Lourdes Celmira Rosario Flores Nano, lidereza del PPC, no necesita enemigos; es de profesión políticamente autodestructiva, se sabotea ella misma.

Y como ya lo hemos dicho antes, ha fracasado desde un inicio en su campaña. Porque eso de participar en política y estar ligada a la imagen de un procesado por narcotráfico -a pesar de su derecho a la libre defensa como abogada- y que ese cuestionado personaje le haya donado las camionetas para su campaña siempre va ser motivo de sospecha.

¿Por qué acepta donaciones de un procesado por narcotráfico?

Y la pregunta salta de inmediato: ¿entonces si sale elegida alcaldesa, aceptará las dádivas de otros procesados aún más poderosos que el mismo Cataño? Sin embargo es bueno reconocer: su defensa no es delito aunque moralmente sea cuestionable. Sólo es un craso error. Y a pesar de ello era capaz de poner las manos en el fuego por su patrocinado. O era un caso de certeza virginal -nada extraño en su condición de señorita-, o un extraño acto de amor por sus honorarios.

Su buena intensión no alcanza. Ya reconoció que en el 2004 sí cobró por servicios profesionales y hasta mayo del 2010, recibió de manos de Cataño Porras, el total de US $328.551,91 en honorarios por asesoría comercial a la empresa Kanagawa Co. S.A.C. propiedad de su cliente. Todo eso crea dudas en el elector. Y como ya se ha dicho, si la justicia condena al procesado por lavado de dinero, entonces Lourdes Flores, tendrá que ser investigada. Por lo menos, por haber sido presidenta de una empresa que se dedicaba a lavar dinero del narcotráfico.

La candidata terminó presentando -por presión periodística- la relación de sus ingresos profesionales de los últimos diez años, después de aclarar que con Cataño ya rompió palitos y que con sus empresas ya no mantiene vínculo alguno. También mostró sus aportes correspondientes a las campañas del 2006 y 2010 así como sus pagos a la SUNAT. Cosa positiva, pero poco relevante a estas alturas donde su confesión se le tuvo que sacar a cucharadas.

Sobre la campaña del 2006, Flores Nano habló tan bonito como siempre: El señor Cataño no aportó un solo centavo. Pero después acepta que el único aporte que recibió fue el de la señora María Porras, madre de Cataño, que le prestó seis camionetas y donó -además- en volantes un costo aproximado de nueve mil soles, lo que significa que Cataño sí aportó en la campaña de Lourdes.

¿Dónde está la decencia entonces?