viernes, 6 de julio de 2012

La factura del candidato Humala

El presidente Ollanta Humala y sus ministros no saben cómo solucionar el conflicto antiminero de Cajamarca. Y no lo saben porque están experimentando. El cambio de radical a continuador de las políticas económicas de los últimos años cobra la factura. Son 17 fallecidos hasta la fecha. Podría no estar mal ese cambio pero hay que reconocer que fue una irresponsabilidad toda la carrera política de Humala al asumir el mismo papel que ahora protagoniza Gregorio Santos en Cajamarca. 

Pero lo grave en Humala no es su impericia ante las protestas sino su falta de humanidad frente las víctimas mortales que reclamaron lo que él reclamó y promovió con ellos en vida durante su campaña.

Humala no tiene el valor para despojarse de su ego presidencial y pedir que los dirigentes cajamarquinos -politiqueros o no- se acerquen a Palacio a dialogar o al menos para intentarlo -siquiera como una muestra de tino político así sea en vano-. Los cinco muertos en Celendín, con infiltrados del MOVADEF incluidos, tienen que ser motivo de explicación. Y Humala tiene que dar la cara, no se puede esconder en las faldas de la primera dama que sale -modosita ella- a pedir la unidad del país.

Que el presidente aparezca luego de 48 horas y lamente las muertes en Cajamarca y los excesos de la policía, con Marco Arana, a quien torpemente han convertido en un falso héroe, no es exactamente esa explicación que el país necesita. Utilizar el rescate de los niños pioneritos secuestrados por terroristas en San Martín de Pangoa muestra la pobre intensión del gobierno para lavarse la cara cuando las papas queman. Cómo hará con los reclamos del SUTEP, con la huelga del INPE, las incursiones terroristas, el MOVADEF infiltrado cada vez más en Juliaca -donde lanzaron perros muertos a las pistas-y en las universidades del interior.

Es necesario el presidente Ollanta Humala haga un mea culpa público por ese cambio de política que negoció para llegar al poder, y que a la vez le dio la espalda a miles de peruanos que errados o no creyeron en él. Tiene que reconocer que se equivocó y ser enérgico en explicar los beneficios de su cambio. Si no hace eso Humala seguirá dando tumbos junto con sus ministros como hasta hoy lo hace. A menos que su plan sea dejar que el Congreso y la clase política tradicional se desprestigien mientras él espera mudo para volver a su primera gran transformación que subliminalmente anuncia en cada inauguración.

Es terrible esa la fragilidad al interior de Gana Perú. La primera vicepresidenta Marisol Espinoza declara que el premier Valdés está con las horas contadas por su ineficacia en Cajamarca y de esa forma nos muestra las pugnas de poder entre los nacionalistas. ¿Para quién iba el mensaje? ¿Para Humala o para Valdés?.

Acaban de elegir a monseñor Cabrejos como mediador para el tema de Conga. De esta forma se deja en manos de la Iglesia lo que el mismo Humala no puede manejar. Qué tanto podría mediar Cabrejos si Roque Benavides ya adelantó que no garantiza el mantenimiento de las lagunas y que los 10 mil puestos de trabajo están por evaluarse. Si esos ofrecimientos no están claros cómo puede salir Humala a decir que Conga sí va.

Lo que es cierto es que si el Congreso aprueba la Ley Santos habrá cometido otra gran torpeza. Vacar a una autoridad sólo por estar de acuerdo con la protesta de un poblador sería como si se pudiera vacar al presidente por el escándalo de un congresista de su partido. Hay una extraña atracción en el gobierno por las torpezas.


CDH/EQM


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