El presidente Ollanta Humala y sus ministros no
saben cómo solucionar el conflicto antiminero de Cajamarca. Y no lo saben
porque están experimentando. El cambio de radical a continuador de las políticas
económicas de los últimos años cobra la factura. Son 17 fallecidos hasta la
fecha. Podría no estar mal ese cambio pero hay que reconocer que fue una
irresponsabilidad toda la carrera política de Humala al asumir el mismo papel
que ahora protagoniza Gregorio Santos en Cajamarca.
Pero lo grave en Humala no es su impericia ante las protestas sino su falta de humanidad frente las víctimas mortales que reclamaron lo que él reclamó y promovió con ellos en vida durante su campaña.
Pero lo grave en Humala no es su impericia ante las protestas sino su falta de humanidad frente las víctimas mortales que reclamaron lo que él reclamó y promovió con ellos en vida durante su campaña.
Humala no tiene el valor para despojarse de su ego
presidencial y pedir que los dirigentes cajamarquinos -politiqueros o no- se acerquen a Palacio a dialogar o al menos para
intentarlo -siquiera como una muestra de
tino político así sea en vano-. Los cinco muertos en Celendín, con
infiltrados del MOVADEF incluidos, tienen que ser motivo de explicación. Y
Humala tiene que dar la cara, no se puede esconder en las faldas de la primera
dama que sale -modosita ella- a pedir
la unidad del país.
Que el presidente aparezca luego de 48 horas y
lamente las muertes en Cajamarca y los excesos de la policía, con Marco Arana,
a quien torpemente han convertido en un falso héroe, no es exactamente esa
explicación que el país necesita. Utilizar el rescate de los niños pioneritos
secuestrados por terroristas en San Martín de Pangoa muestra la pobre intensión
del gobierno para lavarse la cara cuando las papas queman. Cómo hará con los
reclamos del SUTEP, con la huelga del INPE, las incursiones terroristas, el
MOVADEF infiltrado cada vez más en Juliaca -donde
lanzaron perros muertos a las pistas-y en las universidades del interior.
Es necesario el presidente Ollanta Humala haga un
mea culpa público por ese cambio de política que negoció para llegar al poder,
y que a la vez le dio la espalda a miles de peruanos que errados o no creyeron
en él. Tiene que reconocer que se equivocó y ser enérgico en explicar los
beneficios de su cambio. Si no hace eso Humala seguirá dando tumbos junto con
sus ministros como hasta hoy lo hace. A menos que su plan sea dejar que el
Congreso y la clase política tradicional se desprestigien mientras él espera
mudo para volver a su primera gran transformación que subliminalmente anuncia
en cada inauguración.
Es terrible esa la fragilidad al interior de Gana
Perú. La primera vicepresidenta Marisol Espinoza declara que el premier Valdés
está con las horas contadas por su ineficacia en Cajamarca y de esa forma nos
muestra las pugnas de poder entre los nacionalistas. ¿Para quién iba el
mensaje? ¿Para Humala o para Valdés?.
Acaban de elegir a monseñor Cabrejos como mediador
para el tema de Conga. De esta forma se deja en manos de la Iglesia lo que el
mismo Humala no puede manejar. Qué tanto podría mediar Cabrejos si
Roque Benavides ya adelantó que no garantiza el mantenimiento de las lagunas y
que los 10 mil puestos de trabajo están por evaluarse. Si esos ofrecimientos no
están claros cómo puede salir Humala a decir que Conga sí va.
Lo que es cierto es que si el Congreso aprueba la Ley
Santos habrá cometido otra gran torpeza. Vacar a una autoridad sólo por estar
de acuerdo con la protesta de un poblador sería como si se pudiera vacar al
presidente por el escándalo de un congresista de su partido. Hay una extraña
atracción en el gobierno por las torpezas.
CDH/EQM
CDH/EQM
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