Mientras la televisión intenta hipnotizarnos con la nueva novela de los espías -y con la promesa comatosa de una semana más de culebrón-, el gobierno hasta ahora no explica por qué en América Latina, siendo productores y hasta exportadores de gas, los peruanos tenemos que pagar el precio más caro por cada balón doméstico que, según pronósticos climáticos y boletines de todos los grifos de lima, podría encarecerse aún más.
El informe se escapa como el gas del Observatorio Boliviano de Industrias donde describe claramente que el balón de 10 kilos, el que se usa en la mayoría de nuestros hogares, en la tierra de Evo cuesta apenas 2.8 dólares; en Costa Rica 4 dólares; en Colombia 2.2 dólares; en Brasil 9.4 dólares; en Chile 10.7 dólares; y en el Perú nada menos que 12 dólares: algo de 34 nuevos soles.
Sacando cuentas el precio del gas GLP en la refinería cuesta 1.66 soles por kilo. A eso se le debe agregar el precio del flete marítimo de Pisco a Lima que es algo de 80 dólares por tonelada. Lo que significa -calculadora- que cada balón de 10 kilos, vale alrededor de 17 soles.
El costo del flete por retiro de planta suman algo de 4 soles más, y con el impuesto general a las ventas a cada kilo, el precio llega hasta los 24 soles. Increible pero cierto. Aunque a ello habría que achacarle las ganancia de los distribuidores, los vendedores o revendedores. Por eso que en muchos de los pueblos alrededor de Camisea, las madres de familia aún cocinan con leña.
Estos días la carencia de combustible se hizo notar más que nada por un tema de transporte y mal tiempo en nuestro mar costero, además que, al no contar con rompeolas que garanticen la estabilidad de los barcos cargados de combustible, la cosa se hace más carente. Lo que significa que todo lima puede quedarse sin gas de nuevo, especialmente porque no tenemos en este sufrido país un gaseoducto directo que acelere el gas de Pisco hasta Lima sin mayores problemas y sin aumentos en los precios.
En el perú hay alrededor de 150 mil vehículos a gas que no se pueden detener sólo por incumplimiento de las promesas presidenciales -sobre el ducto gasífero- de hace dos años atrás. Menos mal que se dieron cuenta del error, justo cuando el fantasma de la escasez del combustible amenazaba recordando el primer gobierno de Alan.
Lo bueno es que ya anunciaron las construccion de las tuberías para transporte del gas hacia Lima, y ojalá ello no signifique un elefante abandonado al olvido sino la oportunidad de mejorar la economía de los millones peruanos.
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