El
escándalo con Óscar López Meneses, recordado operador de
Vladimiro Montesinos, ha desestabilizado
al gobierno. Humala se puso nervioso, le dio una patada a Pedraza y a varias
cabezas de la policía creyendo que así iba cortar de plano toda
responsabilidad de su parte. Seamos
claros. Aquí hay una feria de confusión e intereses. El presidente ha salido a decir que
todo es culpa de una red de corrupción y tráfico de influencias dentro de la policía.
Un
refrito.
¿Acaso
recién ayer se enteró que hace año y medio había personal de la policía
vigilando una vivienda creyendo que era la del Jefe del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas? ¿Tan tontos son
nuestros policías? Pues no. Pero siendo Humala como es podemos creer que recién
esta mañana se enteró -o recién se lo contó su esposa candidata- de lo que
pasaba en la casa de López Menéses, y para salvar el pellejo se deshizo de su intocable
asesor Adrián Villafuerte.
Recordemos
que en 1998 Meneses gozaba de la protección policial que le otorgaba el mismo
Montesinos. Y dejando en libertad la
memoria, si en el pasado en la casa de este señor se hallaron equipos de
chuponeo, por qué no podemos pensar ahora en el inmueble intervenido días atrás, también habían equipos de interceptación. Es la única explicación posible para
que el terremoto se haya llevado un ministro, un asesor presidencial y varias
cabezas policiales.
¿Acaso
no es verdad que Villafuerte era verdaderamente el ministro del Interior?
El
presidente Humala, que parece no ser quien gobierna, tampoco se defiende
bien de sus enemigos, como el APRA y el fujimorismo, que han jurado licuarlo, primero con Qali
Warma, segundo con su casi socio Toledo, y ahora con la corrupción que alberga
en algunas de las instituciones que debe aprender a administrar.
La
cosa es muy compleja. Los problemas en el gobierno existen, y de eso se
aprovechan sus enemigos. Recordemos que a Humala le bajaron el dedo, como dijo
Julio Cotler, después de que se le negara el indulto a Fujimori. La arremetida de Alan García es por la cruz
que le han puesto en la megacomisión. Ambos salen ganado si hay un golpe de
estado.
¿Acaso
López Meneses no es más cercano de Agustín Mantilla que del mismo Ollanta
Humala? El negocio de chuponear gente es un gran negocio. El presidente Humala
no se atrevería a aprobar semejante juego sabiendo cómo acabó Fujimori. Increíble que nadie sospeche esto, que el fiscal Peláez solo hallara un betamax y varios celulares cuando
allanó la dichosa vivienda, y qué extraño que está denuncia salga a la luz
después de 5 meses en la libreta de notas.
CDH/EQM
No hay comentarios:
Publicar un comentario