Que aparezcan críticos que odian lo que otros disfrutan
sólo porque no son completamente felices o mejor dicho, no están de acuerdo con
la felicidad de otros, no es novedad. Esto siempre ha pasado. Y más ahora con
la fiebre futbolística que nos llevó hasta Rusia, a pesar de la breve y notable
exhibición que tuvo la Selección. Aquí en el Perú sufrimos siempre el mismo
debate. Es cierto que después de 36 años hubo un desborde sin precedentes de emociones, y es entendible. El futbol es
una ciencia de quienes la viven y si eso los hace felices pues bueno. Hay que
respetar eso. No se es más creyendo que preocupándose públicamente de la
situación social y política del país se es mejor ciudadano frente al hincha que
disfruta sólo el fútbol y los partidos del mundial. Se es mejor persona cuando
respetamos lo que otros disfrutan a pesar de estar en desacuerdo. Por qué voy a
criticar a los que alientan con euforia a la selección, o a quienes no les interesan
las inutilidades de una clase política. Personalmente no soy de ver fútbol. Pero
hay que reconocer lo emocionante que fue ver a muchos llorar hasta las lágrimas
cuando la bandera peruana aparecía enorme por televisión y cuando se cantaba el
Himno Nacional antes del partido contra Dinamarca. De esto se hablará muchísimo
luego. Tremendo juego. Y es cierto también que no es el único deporte, que hay
otras disciplinas, que en la actualidad hay una sobrevaloración enorme para con
los buenos jugadores, que hay casos de corrupción a nivel mundial en el plano
deportivo, pero más allá de todo hay que reconocer que el momento actual es del
fútbol nacional. Y lo que los jugadores han hecho, cada uno, es hacer su trabajo y bien. Y esa es una
gran lección. Hay que hacer cada uno su trabajo y bien. Gareca lo hizo. Convocó
a los que verdaderamente querían hacer las cosas bien y se pusieron a trabajar.
No es magia sino trabajo. Si el taxista que me debe llevar a mi destino hace su
trabajo bien, si el funcionario, el médico o el que barre las calles, o el que
atiende en la farmacia hacen su trabajo bien, entonces las cosas salen bien por
el simple hecho de hacerlo. No por querer hacerse millonario. No se gana nada
cuando se cree que quienes aman el fútbol son los culpables de la situación
política del país. Si tan preocupados estamos por el Perú pues tomemos
consciencia cada uno. Y tener conciencia también es aprender a respetarnos
constantemente. Se construye mejor una sociedad cuando el cambio personal hace
posible el cambio del entorno. Entonces cambia la familia, cambian los amigos
que uno elige, cambia el lugar que habito. Se aprende a decidir por el camino
correcto, lo que significa que el resultado de ello será diferente y por ende
mejor. Hagamos el esfuerzo, dejemos las críticas. Vale la pena.
EQM-25/06/18
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