No
sé ustedes, pero todos las días, este escriba sí que se siente irritado -en la
parte irritable de uno cuando se sienta- con cada noticia fofa que se pone de
moda en en este sufrido país.
-A
ver, examen rapidito...
Ustedes
están en internet a punto de meterse al sobre, apoyan el codo en el teclado
quemando pestaña listos para apagar el CPU del cerebro y de casualidad
coinciden con este blog que se abre -como alguna de las damas de la cuadra
23 de la arequipa-. Miran la fotito, reconocen al personaje, se enganchan con
mi rollo y en vez de reirse se mueren de cólera. Ajá... entonces, sí sienten
como uno la misma repulsión que se merece la sarna, entonces estamos de
acuerdo.
Y
escribo esto porque, tenía todo el entusiasmo de comentarlo en el austero
espacio radial que cada domingo lo oían apenas unos amigos míos y mi familia,
aquí en San Juan de Lurigancho -...eso si es que tenían suerte de
encontrar el dial-, pero con tal de colaborar en el desasnar de la sociedad no
importaba que tres gatos me oyeran.
Eso
tenía pensado.
Pero
dos semanas atrás en esa pobrísima emisora (...shhh ...se llama Radio Fénix) no
había un sólo micrófono porque el dueño se los había llevado -nadie sabe a
dónde- sin que le importaran los conductores que hacían programa un domingo por
la mañana.
Una
semana atrás, el programador no estaba y nos quedamos en la puerta esperando
que nos la abrieran y que el programador apareciera -hasta hoy está llegando...
y eso que no les cuento las veces que uno aparecía en la cabina y no había
sillas, o cuando uno estaba al aire un cuarto de hora y resulta que los micros
estaban desconectados o mandaba la pausa comercial y el programador estaba
roncando la mona y uno tenía que improvisar para no dejar que se oigan los
ronquidos en medio distrito-, así que creo que esta semana no habrá programa -porque
no iré- ...y eso, de seguro que al dueño de la radio no le interesa ni tres
pepinos- igual a mí tampoco-, por lo que mis comentarios se derivarán a
este espacio que me parece más respetuoso para mi hígado.
Y
se llama Cortinas de Humo. Primero, porque después de pensar tres días en el
nombre no se me ocurrió nada -como es de costumbre-, hasta que una tarde a un
criminal se le ocurrió fumar a mi lado y me ahogó las ideas de la cabeza.
Tremendo salvaje. Pero se merece el cielo porque resumió de forma intoxicante
todo lo que pasa alrededor nuestro en estos días. Puro chupete de colorante,
irrespeto absoluto con el soberano que ve la televisión abierta y tiene que
tragarse el sapo de los noticiaros y hasta del presidente Alan García cuando
nos mete el dedo haciéndonos creer que todo lo que dice es cierto.
-¡...Y
nosotros le creemos, señor Presidente! - como decía la imitación del Alejandro
Guerrero-.
Bien
decía David Zubiate: ¡No a la estafa!
Cuánta
razón tenía.
...¿Cómo?
¿Que Susan Hoefken no merece ser peruana? Ah... sí, sí. Métanle palo por
pinocha. ¡A la pira! De paso a todos los que usan condón y pastillas del día
siguiente por cochinos y asesinos mata bebés... Qué se creerán...
CDH/EQM
CDH/EQM
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