lunes, 13 de febrero de 2012

¿La captura de Artemio será una buena cortina de humo?

La captura del terrorista Florindo Eleuterio Flores Hala, alias camarada Artemio, ha sido un buen titular para la aprobación del presidente Ollanta Humala. Lo que no queda claro es cómo se realizó esa captura. Hasta ahora es un misterio. Y eso de que hubo un enfrentamiento con el Ejército no está tan claro después de saber que uno –o varios- de los seguidores de Artemio fueron quienes lo traicionaron por los 5 millones de dólares ofrecidos por Estados Unidos.


Es cierto que Artemio era el último líder terrorista con la ideología del pensamiento Gonzalo –ya sabemos que bailaba Zorba el griego con Abimael-. Pero también es cierto que Artemio ya no actuaba como un terrorista, sino como un vendedor de la sangrienta fama que había alcanzado Sendero Luminoso con asesinatos como Lucanamarca. Artemio sabía que lo seguían, que tenía un Judas entre su séquito. El periodista Pedro Yaranga contó que Artemio por las noches antes de irse a dormir le quitaba las armas a todos sus hombres. Sólo dejaba a dos de su entera confianza para que lo cuiden. Artemio se moría de miedo. No fue capaz -como Abimael- de pegarse un tiro en la sien o de quitarse la vida por sus ideales. Lo que significa que todos esos discursos -que no valen la pena recordar- son de piratería barata, y de líderes cobardes que se orinan frente a la muerte. Eso deberían meterse en el cerebro de los retoños del MOVADEF.


Sin embargo hay que reconocer que la captura es buena noticia. Pero no soluciona ningún problema inmediato. El terrorista Artemio era un asalariado del narcotráfico. Hablaba de la lucha popular porque el discurso ahuyentaba, y se enfrentaba –o mejor dicho su gente- contra el Ejército para dejar pase libre a la droga. Él era la aduana. Artemio renegó de Abimael Guzmán, lo rechazó, luego volvió a asumir el papel de líder del terrorista. Más peligrosos que Artemio podrían ser la facción de los hermanos Quispe Palomino, escondidos en la zona del VRAE.


Si bien es cierto que hay que acabar con los remanentes del senderismo de bota y fusil, también y mejor es acabar con la apología senderista de los jóvenes engañados del MOVADEF. Qué hace el Estado para combatir la desinformación. ¿Hay una campaña nacional integrada con todos los sectores para abordar el tema y explicarlo? Editar libros escolares no alcanza. Las fotos en el Museo hacen lo suyo.


En el Alto Huallaga se necesita pacificar la zona con presencia del Estado, y eso significa carreteras, puestos de salud, organismos de Justicia. En realidad la lucha es contra el narcotráfico que hizo de Artemio y su gente unos sicarios. Artemio no es un peligro, pero su captura permite sí -y por eso lo querían vivo- obtener información sobre la organización desintegrada años atrás, y de paso, empujar la imagen de Humala como el militar que logró su captura en medio de serios cuestionamientos al nuevo gabinete, y de pasada congelar la estruendosa Marcha Nacional por el Agua. ¿Será una excelente cortina de humo?


Siempre es bueno especular.


CDH/EQM

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