
Dicen
que las corridas de toros son un arte. ¿La cornada mortal que acaba
de sufrir el torero Julio Aparicio, en la Plaza de Las Ventas de España, es
también un arte? ¿Es acaso un arte ver cómo el cuerno de un toro se
mete por debajo de la quijada del torero, le destroza la lengua y le sale por
la boca, hasta levantarlo por los aires? No es un espectáculo digno de
aplaudir, ¿o sí?
Nunca
entendí este tipo de diversión; matar para aplaudir. Ni entenderé jamás las
peleas de gallos, el arte de disparar animales o torturarlos de cualquier
manera. La tortura en cualquiera de sus manifestaciones es un arte -en todo
caso- del dolor ajeno. Una expresión todavía viviente revestida del machismo
humano. La estupidez de mostrarse superior, dominante, ganador en un ruedo
inferior al de la inteligencia humana. Ese es nuestro espejo. La sangre para la
foto, las heridas para el aplauso, la muerte como diversión. Del toro o del
torero da igual.
Pero
al torero no lo torturan antes de salir a la plaza. Al toro le cuelgan sacos de
arena en el cuello para que esté débil, le golpean los testículos, le producen
cólicos y diarrea con sulfatos en el agua que le dan de beber, le untan grasa
de auto para que sus ojos vean menos de lo que ya percibe del ambiente, y le
ponen sustancian picantes para que le ardan las patas durante la víspera de su
muerte, porque igual, buena o mala su actuación, se tendrá que morir.
No
puedo ver ni entender que los picadores embistan al toro con una lanza que le
produce heridas y sangrado a borbotones, destrozándole músculos y nervios que
el animal, recio, aún resiste durante el ruedo. Las banderillas tiene un arpón
de hasta 8 centímetros cuando el toro es resitente a las habilidades del
torero. Y las banderillas no son una ni dos. ¿Que por qué después los toros no
levantan la cabeza? Porque al perder tanta sangre recién los toreros pueden
acercárse al ballet.
Por
último. Matar al toro con una espada de 90 centímetros de largo es destrozarle,
el hígado, los pulmones, la pleura, el diafragma, los intestinos de una forma
salvaje. La ciencia del asesinato ha hecho posible saber cómo y de qué manera,
a qué grado exacto de inclinación tiene que atravesar esa estocada que no es la
final porque los toros son como su nombre: toros; recios, resistentes. Se
mueren muchas veces al final porque la hemorragia los ahoga en su propia
sangre, ¿y esto también es un arte?
Ahora,
no es que uno sea un cucufato de las culturas de nuestro mundo. Las corridas de
toros culturalmente están en nuestro mundo desde antes que nuestros
tatarabuelos respiraran; pero una cosa es nacer a lado de una cloaca y con los
años seguir, acostumbrarse al hedor de las cloacas porque para eso somos
pensantes, y a pesar de que matamos pollos para comerlos o vacas para el
bistec, una cosa es la supervivencia y otra la fría diversión. Al menos eso
creo. O por qué mejor no incluimos en las olimpiadas la lucha de hombres con
leones y de arma le damos sólo un tenedor, -aunque le león el tenedor lo
tiene entre los dientes-.
Por
último, usted dirá pero si el toro es una animal por qué tanto escándalo. Bien.
Es bueno recordar esto que alguna vez escribió Schopenhauer: -"La conmiseración con los animales
está íntimamente unida con la bondad de carácter, de tal manera que se puede
afirmar de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena
persona".
CDH/EQM
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