Está
claro que a la pareja presidencial -y más a la señora Heredia- le convenía el
silencio del señor Belaúnde Lossio. Es la única explicación. En realidad el
gobierno nunca tuvo interés de traer al Perú a exasesor de Humala. Prefirieron
la extradición antes de la expulsión en medio de un proceso tirado a la
desidia.
Bolivia
lo acaba de desmentir: el Perú nunca pidió el cambio de prisión de Martín
Belaúnde. Por eso, y a sabiendas de que se debía mantener a distancia al
investigado, el gobierno se deshizo de la procuradora Yeni Vilcatoma a quien el
tiempo le está dando la razón. Pusieron al señor Joel Segura para darle tiempo a Belaúnde como una señal, un aviso que aún hay tiempo. Hay una
complicidad orquestada que sólo el propio gobierno nacionalista no quiere ver.
La
presencia de Belaúnde Lossio en Lima era necesaria para conocer de dónde
salieron los más de 200 mil dólares que recibió Nadine Heredia en cuentas del Banco
de Crédito. A última hora alguien quiere distraer la atención del país con una
granada de guerra en la calle Tarata de Miraflores, reviviendo la nostalgia del
terrorismo. Cortina de humo oficial.
El
negocio es así. A la señora Heredia le pagaban 4 mil dólares mensuales de parte
de “The Daily Journal”, un diario que ya no existe. Hay dinero turbio que Heredia
Alarcón debe explicar y sustentar, además de una sospechosa compra de una vivienda
por parte de la madre de Nadine -por un valor de más de 600 mil dólares-.
Informes
de la Unidad de Inteligencia Financiera revelan claramente que “Heredia recibió US$215.000 de origen
desconocido en su cuenta en dólares entre el 2006 y el 2009. De esta cifra,
US$168.400 -más de la mitad del total- fue depositado en efectivo por personas
de su entorno; su madre Antonia Alarcón le abonó US$21.750; su hermano Ilan
Heredia, US$67.200; María Esther Zúñiga Loayza (pariente de la esposa de este
último), US$31.300; Lino Bejarano Miranda depositó US$44.150; y Victoria
Morales Erroch, US$4 mil”.
Recordemos
la denuncia en su momento del dirigente minero Víctor Chanduví: entregaron 17
kilos de oro además de dinero para financiar la campaña de Humala en el 2011. Y
de todo esto el señor Belaúnde Lossio tiene mucho que explicar, aparte de los otros
cuestionamientos ligados a los casos Antalsis y Centralita que pesan sobre él.
Está
claro que en la fuga de Martín Belaúnde Lossio el gobierno no actuó con la responsabilidad
debida. Esto compromete al presidente Humala y a
su esposa, quien en sus ínfulas de poder terminó por contaminar una gestión presidencial
que no le correspondía. Humala ha permitido esto y tendrá que explicarlo en su
momento.
Bolivia
ha tenido que separar a su ministro Moldiz. Hay crisis en ese país. Aquí en Lima
nadie parece responsable de nada. Todos los secretos oscuros de la pareja
presidencial están en la boca del señor Belaúnde Lossio. Es un negocio guardar
secretos.
Lo
que se viene. Nadie sabe. Por ahí comentan que en la desesperación alguien
sugiere un autogolpe de estado para victimizar
a la pareja presidencial. Lo cierto es
que la crisis se agudiza cada vez más.
CDH/EQM